23.3.12

Sitio.




En mi armario hay un hueco para ti, entre todas las camisetas usadas y desordenadas, 
muchas de ellas con agujeros, otras muchas desgastadas por el paso de los años. 


Debajo de las perchas que lo aguantan todo, días de frío y de verano. 
Al lado de las mochilas de viajar y de esa maleta llena de inseguridades futuras. 


Hay un sitio para ti, no te voy a exigir que esté ordenado, me paso la vida arreglando y desarreglando yo también. Es tu espacio, intentaré no invadirlo con mi ropa interior. Aquí están mis perfumes y champús, espero que estén a tu lado como espero que no te canses de ellos, pues te van a acompañar todo el tiempo que estés aquí.


Pero como notarás, en mi armario se está bien, hace un calor extraño. Seguro que lo has pensado, por fuera es un armario marrón, simple, que no destacaría entre otros. Por dentro mola, es calentito, colorido, aunque no hay muchas cosas especiales, quizás alguna cámara usada, un periódico anticuado y algunas rosas marchitas. Sí, eres lo más nuevo que hay aquí.


Aún así, no te prometo nada, no se cuanto te vas a quedar, quién sabe si dentro de unos años acabarás como muchos objetos en un mercadillo de trueque o en casa de algún allegado. Quedas bien, tus colores hacen juego con los míos.


Antes de que nos caiga algo de polvo, he de preguntarte donde has conseguido esos colores, cuéntame, mi armario desde que has llegado no parece el mismo. Lo has terminado de llenar.




Foto: un día gris en Delft.

8.3.12

Calle.


Tirados en la calle. 
Cachondos. 
Descontrolados. 
Nos encontramos excitados 
y aún así no nos movemos.




Foto: can en Atenas.

5.3.12

Casa.




Es como si no fuera mi casa,
como si esa no fuera mi cama
y ese mi ordenador.


Por el solo hecho de que él existe
y está presente
me olvido de todo.


Todo lo que normalmente me apetecía
queda en segundo lugar,
apartado por un montón de dudas
y ganas de tenerlo al lado.


Llamar a su puerta,
entrar,
y sentirlo.


Dice que a lo mejor se va,
que lleva tiempo pensándolo.


Si se va todo se acabó.
Y ni si quiera había empezado.


No, quizás no.
Pero cuando estoy en casa me da igual todo.


Foto: segundo cuarto.

4.3.12

Ñi.

 






















Fotos: risas y estupideces de Ángel.

Pecado.




A: Dios sabe que si me meto en tu casa te hago el amor.
M: Total, un pecado más, un pecado menos...




Foto: mañanas soleadas.

2.3.12



Solo podía pensar en besarla. Ya habían estado hablando de sexo, las conversaciones siempre terminan en eso, y mas con unas cervezas en el estómago. En una conversación se habían dejado claro como iban las cosas, sin decirse nada se había comprendido todo. Quería besarla y no podía. Transcurrieron unas horas y todo daba igual, comer, beber, hablar, no podía dejar de pensar en imágenes sensuales de ella por la casa. Todo se le venía a la cabeza, un pensamiento detrás de otro. Era hora de dormir y nada podía ocurrir ya, el momento de la despedida era inminente y el se acercaba con los ojos cerrados, sin querer o poder saber que estaba haciendo. No podía hacerlo, tenía que controlarse. Se despidieron con un beso, un roce en la mejilla que supo a poco, luego se dieron un abrazo, simplemente para acercarse entre ellos un poco más antes de separarse durante la noche. De súbito, pocos minutos después se encontraron en el pasillo, solos, una estancia para ellos dos solos. El quería besarla, no pensaba en otra cosa. Quería, de hecho, empezar a besarla para no acabar nunca, para hacerle todas esas cosas que había deseado desde su cama estando abandonado. Para sentir su camiseta rozando con sus pechos y mano en su cintura. Para tocarla y sentirla. Casi sin querer se aproximó rápido hacia ella, como si ese no fuera su cuerpo, e intentó meterse y fundirse con ella por un corto periodo de tiempo, solo intentaba disfrutar como podía, sintiéndola. Se maldecía a si mismo por dentro pero no podía evitarlo. Cada día comía de su panal y vivía en el como si ella fuera la reina. La que todo lo dirigía y mandaba, la que le poseía y le decía que hacer. Esa que había conseguido que el solo quisiera besarla.




Foto: Alcalá.