1.9.11

Princesa.



Dos gotas que caen en el mismo lugar y chocan,
dos gotas que se mojan la una a la otra,
dos gotas que, sin saberlo, se convierten en una sola.

Después del olor a verano, 
solo quedan las noches rotas.
Mucho que aprender y 
mucho que enseñar.
No sé donde estamos,
ni donde iremos.

Pero somos otra vez.

Las lágrimas se deslizan lentamente.
Las sonrisas surgen de repente.
Ya no sé si es el calor, el dolor o

simplemente son los años.

Pero no me imagino una vida sin tú. 
Te quiero.


Foto: mi princesa, Victoria, en una casa de Alcalá de los Gazules.