17.12.11

Tiriri.


Joyeux Noël.




Foto: Árbol de navidad de la plaza Dam, Amsterdam.

14.12.11

Amor.


Habéis dejado el listón tan alto que ni lo veo. Por culpa vuestra o gracias a vosotros creo en el amor. En el amor como dedicación, admiración a la otra persona y ganas de encontrar apoyo sin perder quién eres. Lejos del enamoramiento, me hacéis creer que se puede compartir una vida con otro ser. Vivir cada día de y para vuestra familia. Amaros y amarnos como lo habéis hecho y lo hacéis. Sois admirables.


Foto: mis abuelos por mi cámara antigua.

C.


M: Sonríe aunque sea porque yo estoy aquí, y lo voy a estar siempre, cuando estes cansado y triste. Sonríe por mí porque yo siempre sonrío por ti.

C: Te quiero mucho M. No imaginas cuanto porque yo no sé querer.

M: Yo también te quiero. Eres un hermano para mí. Nunca había tenido uno hasta que llegasté tú. Eres el hermano que siempre quise.

C: Love loves you.




Foto: Carlos en Roche.

13.12.11

Bua.


Te quiero.

Me dan miedo 
estas dos palabras,
al pronunciarlas 
me queman la lengua.

Tantas veces las retuve,
por miedo a decirlas
y cuantas fui incapaz de ofrecerlas.

Quiero que estén lejos,
pero otra vez,
se acercan imparables hacía mis labios,
deseando salir.


Te quiero.



Foto: tardes de teatro en la plaça de la Virreina, Gràcia, Barcelona.

Ellas.



Hemos alcanzado un punto álgido, en el cual las cosas no cambian, nosotras no cambiamos. Se puede decir que en cierto sentido hemos madurado, nunca antes había vuelto a estar tan unida a vosotras, y eso que he aumentado los kilómetros de distancia. Teneros en el día a día otra vez, jamás lo hubiera imaginado. Seguís siendo tan importantes como el primer día, las dos. Con las cosas buenas y las malas, sigo teniendo ganas de abrazaros, sentir vuestra energía. Llegar a casa.




Foto: vic, inma y marta en Varsovia :)

12.12.11

Ni contigo ni sin ti.


Está aquí,
lo escucho,
pero aun lo siento lejos.




Foto: Kraków.

1.12.11

Piedra.


Un hilo de pescar rodeaba su tobillo y arrastraba una piedra preciosa. Ella había decidido que ese hilo siguiera ahí, porque ya era tarde para plantearse nada. Con un simple tirón fácilmente podría haberlo desatado, podría haber tirado la piedra muy lejos, para no seguir arrastrándola, pero no. La piedra seguía junto a ella, era su luz, su libertad, aunque tuviera que limpiarla y llevarla con cuidado a todas partes. Recordaba los tiempos en que esa piedra la había fascinado, las horas que se había pasado contemplándola, como si fuera la única cosa que existiera. Cada noche se acostaba pensando en ella, en sus suaves bordes, en como saltaba cuando se golpeaba con otra piedra. no sabía si había perdido el significado para ella, pero ahí estaba, nueva, sin arrugas, como el primer día. Y mientras los rayos del sol la hacían brillar, lo hizo. Se desató. No sintió nada nuevo, el perderla estaba en ella, el sentimiento lo había sentido imaginariamente muchas veces. Esperaba ser capaz, estaba preparada. De repente, salió corriendo, cruzándose con miles de piedras preciosas, todas de distintos tamaños, distintos brillos, otras formas. Cuando se cansó de correr paró y empezó a llorar, echaba en falta el hilo que tantas noches le había molestado. No iba a encontrar una piedra como la anterior, era imposible. Decidió avanzar, sin nada que poder hacer, sin saber si quiera donde estaría su anterior piedra, entre tantas otras. Cabizbaja frunció el ceño, una luz brilló a su derecha. No, no había una piedra que emitiera una luz tan bonita, ella nunca la había encontrado. Ni siquiera llevaba hilo encima pero con miedo, cambió el rumbo. Y se dejó encandilar como si no hubiera en el mundo otra cosa que esa nueva piedra. Otra vez.



Foto: Mercat de Les Encants, Barcelona.

Atado.


Será la rabia de pensarte,
verte
y no poder abrazarte,
besarte.

Será, quizás,
el deseo de sentirte más cerca.


La negación ya no me sirve,
la traición,
tampoco.


Sin quererlo se me ha ido de las manos,
te amo.


Fuera de mi mente,
no lo has entendido bien.
No puedo parar,
no se que se puede hacer.


Solo puedo jugar,
atarte con una cuerda,
una cuerda fuerte de tu pomo a mi pomo,
y esperar.


Hacerte venir para después echarte.
Odiarte para después amarte.




Foto: tú sonando en el albergue.